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Bestie

Nos conocimos hace tantos años que ya ni recuerdo de qué manera te asalté, porque sí, lo único claro es que fui yo. Desde entonces fuiste mi cómplice, mi consejera y, sobre todo, mi amiga.
Fuiste mi confidente en los días malos, mi consejera en el amor. Aunque admitámoslo, tus consejos nunca funcionaban.
Aun así, cada intento fallido se convertía en una anécdota más para nuestras charlas interminables.

Hoy el mundo está más triste. Pero no quiero quedarme con la tristeza. Quiero quedarme con todo lo bueno.
Con tus carcajadas que contagiaban.
Con tus frases que aún resuenan cuando necesito un empujón.
Con la forma en que hiciste que cada momento, por pequeño que fuera, valiera la pena.

Gracias por ser parte de mi historia, por enseñarme que la amistad también es amor, del puro, del sincero, del que deja huella.
Y aunque te fuiste demasiado pronto, aquí sigues, en mis recuerdos, en mis bromas internas, en la versión de mí que tú ayudaste a construir.

Así que sí, me quedo con todo lo bueno.
Con todo lo tuyo.
Con todo lo nuestro.
Nos vemos en cada risa que me arranque el alma,
en cada día que decida vivir con la alegría que tú me enseñaste.

Vuela alto, Bestie. Nos vemos más tarde que pronto.