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Otra vez Cancún
Llegué a esta playa con la esperanza de que el mar me recordara secretos que solo él y yo podemos entender. Cada ola parece susurrarme viejas historias, y yo, con la mano de mi marido entrelazada a la mía, siento que el mundo se reduce a este instante perfecto.
El sol cae sobre la arena como un lienzo de oro líquido, y nos quedamos en silencio, respirando el aroma salado que trae consigo la memoria de lo eterno. Por las noches, la brisa nos abraza mientras las estrellas aparecen tímidas, como si quisieran espiar nuestra felicidad. Seguro que quieren hacerlo, deben sentir envidia. Entre besos recordamos cuarenta años de antiguas aventuras, compartiendo miradas que no necesitan palabras. Me sorprendo a mí mismo admirando su risa bajo el cielo caribeño, y entiendo en ese instante que los viajes no solo se miden en kilómetros recorridos, sino en los momentos que nos roban el aliento y nos devuelven la ligereza al alma.
A su lado cada ola es un latido, cada brisa un roce, cada sombra una promesa. Y mientras dormimos con la luz de la luna filtrándose entre la cortina, comprendo que el viaje que anhelaba no era a Cancún, sino hacia él, hacia nosotros, hacia ese rincón donde el amor se siente infinito y libre, como el mar que nos rodea.
Posted 10/31/2025, 10:00 PM