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Ha sido una vida feliz

Isa, Cédric y Edward... las tres luces de mi vida.
Antes de partir, necesitaba dejarles un pedazo de mi alma, envuelto en letras, lleno del amor más profundo que he sentido en esta vida.

Mi amor, compañera de días buenos y difíciles, gracias por cada instante compartido. Por tu paciencia, tu ternura, tu fortaleza inquebrantable. Eres el hogar donde siempre quise volver, y en ti encontré más que una pareja: encontré mi refugio, mi alegría y mi paz. Cuida de ti, y sigue adelante con esa luz que llevas dentro. Nunca dejes de sonreír.

A mis hijos, mi mayor orgullo: ustedes fueron, son y serán mi legado en este mundo. He intentado enseñarles con el ejemplo, aunque sé que también cometí errores. Si algo quiero que recuerden de mí, es que siempre los amé con todo lo que fui, y que cada decisión que tomé fue por vosotros. Vivan con pasión, abracen la vida sin miedo, y nunca dejen de luchar.

Aunque no pueda abrazarlos más, quiero que sepan que estaré con ustedes en cada paso, en cada logro, en cada caída y en cada risa. No me busquen en el pasado, porque estaré presente en cada uno de ustedes, en lo que son, en lo que aman y en lo que sueñan.

Gracias por hacer de mi vida algo pleno y hermoso.
Os quiero.